Flushing consiste en liberar y remover partículas contaminantes del sistema, forzando un fluido a alta velocidad a través del mismo. En teoría, debería dejar las paredes internas de los conductores con el mismo nivel de limpieza que el aceite que se va a introducir. Luego, durante operación, el sistema experimentará únicamente contaminación generada internamente, o traída desde el exterior que puede ser controlada a través de filtración convencional. Tanto los sistemas nuevos como los reconstruidos deben ser limpiados antes de ponerlos en marcha.

Se utiliza un equipo de Flushing por encima de las características de funcionamiento de la unidad de bomba, pero no menor que la cantidad de flujo por litro, para generar al menos un número adimensional Reynolds de 4000 para obtener (velocidad de turbulencia en las tuberías) la velocidad a la cual se realiza la limpieza.

Los parámetros que proporcionan el efecto de limpieza más efectivo durante el lavado son la velocidad, la turbulencia, la viscosidad y la temperatura del aceite utilizado. 

Mediante un equipo de alta potencia hidráulica se hace recircular fluido a alta velocidad por las líneas para generar un régimen turbulento igual o superior a 4000 Reynold al interior de estas con el fin de desprender contaminantes sólidos y retener los en medios filtrantes, dejando el interior limpio y lubricado.